miércoles, 7 de abril de 2010

Las palabras robadas

Erase una vez, un niño llamado John al que le gustaba mucho la asignatura de lengua.
Le encantaban las palabras, se las sabe todas enteritas. Pero, el peor día de su vida llego.
Habían robado sus tres palabras preferidas: paz, amor,dulce... que mala suerte.
Al final consiguió recuperarlas. "¿Cómo?" Os lo voy a contar todo:

Era un día de lluvia y relampaos muy fuertes. Se decía que era el día del ladrón, es así porque ese día como mínimo había 5 robos en una ciudad. Allí, en la ciudad que por cierto se llamaba Cardiff, situada en Gales vinieron unos ladrones de la reina Florencia, no la reina de Gales, sino que todo el mundo la llamaban la reina Florencia, que por cierto era muy mala.
¡Qué faéna, han robado cinco plabaras! Ensequida de enterarse que tres de las cinco palabras eran sus preferidas, casi se echo a llorar porque ya no las iba a poder pronunciar nuca jamás.
Pero eso no era el final. El iba a luchar por recuperarlas, y hasta que no las encontrara no iba a parar.
Fue al castillo, y preguntó por la reina: ¿Perdone, está la reina Florencia? Si está, pero no admite visitas.
Por favor, digalé que soy Jonh y vengo a recuperar las palabras perdidas.
Después de por lo menos media hora se vio salir a una mujer con un larguísimo vestido que fue directamente hacia John. Hola joven, ¿qué quieres?
Quiero recuperar las palabras!!!
Si las quieres recuperar las palabras tendras que hacer una prueba por palabra.
Yo haré lo que sea, con tal de recuperarlas.
Eres valiente joven, pero a ver si eres capaz de superarlas.
Primero: Tienes que pasar por estos aros de fuego sin tocarlos, claro, sino te quemarías.
¿Qué aros? La reina hizo magia y aparecieron unos aterradores aros de fuegos que iban de mayor a menor tamaño.
El niño se preparó delante de un aro muy grande y con mucho cuidado se fue acercando y..........
lo he pasado!!! gritó John.
No te hagas ilusiones, todavía te quedan tres aros.
John se fué aproximando al segundo aro, bastante más pequeño, y con cuidado fué metiendo el brazo lentísimamente y siguió metiendo el resto del cuerpo y consiguió pasar. La reina puso una cara como de rabia. Venga haber si eres capaz de pasar el tercer aro.
John tenía cara de mucho miedo por que le pasará algo y la reina se saliera con la suya.
El respiró tranquilo y empezó a hacer lo que ha echo en los otros aros. Ayyy! me he quemado.
John se quemó un poco el brazo pero siguio como un valiente.
¡Lo he pasado! Gritó satisfecho.
Eres bueno, pero a ver si eres capaz de pasar el último.
John no tuvo miedo ni escucho a la malvada Reina Florencia y con muchísima tranquilidad lo pasó.
Por ser tan valiente y resistir a mis aros aterradores en vez de devolver una palabra devolveré dos.
John apretó los puños y sonrió.
Bien, segunda prueba: Tienes que vencer a este dragón. Se veía de lejos un dragón muy chico y el dijo: ¿a esto? jajaja! se rió.
No a esto. Apareció por atras un dragón de por lo menos diéz metros de altura.
Ay dios mío...
La reina Florencia le dio una espada de oro a John y le dijo que se la tenía que clavar en el corazón para matarlo.
Empezarón a luchar y John solo miraba el pecho del dragón.
Vió unas escaleras y corrió hacia ellas, pero el dragón lanzo una llama alrededor de John pero el iba tan rápido que consiguió dar un salto enorme y subió y subió consiguió llegar a lo más alto.
Le lanzó la espada al pecho y falló pero de repente vino el dragón que John se encontró a lo lejos y con la cola dió un latigazo y le clavó la espada al dragón grande en el pecho.
John superó la prueba y la reina le dijo que no había superado todavía la prueba final que es luchar contra mí gran monstruo.
Sal gran ogro. Gritó la reina Florencia. Salió un ogro enorme con un aliento asqueroso.
La reina dijo que solo lo que más le gustara a alguien puede vencer al ogro.
John penso en sus palabras, las pronunció e hizo como magia para que el ogro se mareara mucho.
El dragón chico le llevó una espada de madera que parecía inofensiva y John tal y como se la dió la clavó en la cabeza.
El ogro cayó vencido y la reina felicitó a John.
La reina devolvió las palabras y John hizo un buen trabajo y se fué contento.
Ese día John aprendió que todo se puede conseguir.
FÍN.

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