miércoles, 7 de abril de 2010

Diario de Steven ''¿Y qué busco?''

Era un noche oscura, húmeda, solitaria parecía que nadie vivía en aquella ciudad llamada ‘’Ghost town’’ o como dirían los turistas españoles ‘’La ciudad fantasma’’. Yo vivía en aquella ciudad que despertaba la curiosidad de todos los habitantes de nuestro planeta, excepto a mí. En aquel momento yo residía en una pequeña cabaña de madera con mi hermano pequeño John, el me llamaba Stev pero en realidad yo me llamaba Steven. Vivíamos solos desde que nuestros padres, Margaret y Filip, murieron en un accidente de tren que se dirigía a Francia, en el 1841. Los conductores de aquel tren no se dieron cuenta de que otro tren se dirigía directos hacía ellos de forma que jamás podrían haber sobrevivido a aquel accidente. Cuando ocurrió esto yo solamente tenía siete años y mi hermano John seis. En el tren que iba directo hacia el tren que iban mis padres no había nadie ni un alma pero algo le hizo creer que una alma solitaria sí que había y para entonces cambiaron el nombre de ni bella ciudad Fun town por el de ‘’Ghost town’’. A pesar de eso yo sigo creyendo que eso no tiene nada que ver con un fantasma pero si alguien que sabía exactamente quien iba en el otro tren. Once años después ya era mayor de edad y mi afición preferida era leer cuentos de misterio y terror, sobre todo los de detectives persiguiendo la pista de algún hombre disfrazado de monstruo o de fantasma, esos libros los compraba en la biblioteca del centro la biblioteca más grande y con más libros de nuestro continente Europa. Aquellos libros se titulaban Scooby Doo, a mucha gente no le suelen gustar muchos estos libros y prefieren los libros de romance, acción o los históricos, pero yo era diferente, demasiado para mi gusto, pero aquello en realidad me gustaba. Me gustaba saber que era original distinto y mis decisiones no tenían porque ser como la de otra persona.
En Ghost town había un hombre llamado Lile que siempre había querido ocupar el puesto de mi padre como cherif , tampoco le gustaba que yo y su hijo, Harry, nos lleváramos muy bien, ni siquiera bien, porque el creía que yo era una mala influencia para Harry. De todas formas el pueblo prefería mi padre. Cuando mi padre murió el estaba feliz, contento, ilusionado… cosa que a mí me parecía de lo más extraño, daba la impresión que él había sido el responsable del accidente de la muerte de mis padres y hubiese saltado de su tren antes de que los dos hubiesen chocado, pero unos días más tardes, después de la muerte de mis padres cuando le nombraron cherif de nuestro pueblo no se le veía tan entusiasmado, al contrario se le veía triste, angustiado y desdichado nadie supo por qué, pero a mí me daba igual, nada más que me importaban mis padres y que le había pasado. Desde aquel entonces yo me he propuesto investigar el caso de mi padre hasta encontrar al ‘’fantasma’’ que mató a mi padre.
Un día como otro cualquiera fui a investigar que hacía el nuevo cherif, el señor Lile, que había ganado las elecciones trucando los votos de los ciudadanos, algo que me parecía de lo más extraño, pero en realidad me lo esperaba viniendo de él, pero por más que lo demostrase nadie me iba a creer porque lo que contaba en mi pueblo era la decisión del juez y Lile le había sobornado para que no me diese el caso.
En este momento os estaréis preguntando como lo sé, pues veréis un día fui a la comisaría como si fuese una persona más que iba a visitar la ciudad fantasma el destino de todo cotilla que se precie y así cuando tuve la ocasión me introduje en el grupo para colocar una cámara muy pequeña para ver todo lo que hacía Lile y cuando lo hice salí escopeteado de la comisaría por suerte nadie me había visto ni reconocido con aquel magnífico disfraz que llevaba.
Todas las veces que la gente me veía yo llevaba el pelo castaño, los ojos verdosos, una nariz pequeña y unos labios pequeños y rosados, me gustaba vestir pantalones largos de colores alegres y camisas lo mas resplandecientes y blancas posibles. Y cuando me disfracé me cambié por completo porque me disfracé de mujer, llevaba todo los detalles posibles collar de diamantes, pendientes de oro, tacones, que por cierto es muy difícil andar con ellos, pero bueno no nos bayamos del tema había cogido un vestido del armario de mi madre y con la peluca rubia, la cara pintada y la ropa de muchos colores me parecía que no me iban a reconocer. A mi hermano John todo esto le parecía una locura, y desde luego a mí también pero yo iba a llegar al fondo de esto costase lo que costase.
Cuando llegué a casa todo parecía estar normal y ese día yo tenía mucho sueño, por haber madrugado tanto para tener el disfraz perfecto, así que me acosté, fui a mi cuarto, me cambié de ropa y me tumbe en la cama, a los pocos segundos me quedé dormido como un bebé. Cuando dormía tuve una pesadilla horrible, un fantasma se me presentaba y decía que muchas cosas iban a cambiar, pero por más que lo intentaba no podía despertar parecía que en vez de una pesadilla aquello era real e intenté convencerme de que aquello no podía ser, los fantasmas no existian, pero efectivamente eso era real. Mi hermano John estaba en su cama dormido y el fantasma había desaparecido. Cuando vi a John tranquilo y dormido me tranquilicé yo también y volví a dormir. De repente la ventana se abrió de un golpetazo y una brisa helada recorrió toda mi habitación, a causa de esta brisa entraron hojas insectos y el cuarto quedó helado, pero yo solo quería dormir así que me levante y cuando tuve la puerta cerrada me fui a dormir nuevamente.
Cuando el gallo cacareó eran las dos de la tarde y a mí me parecía de lo más extraño que no se oyese ningún jaleo y no hubiese turistas en ningún lado, algo pasaba, como si estuviese relacionado con mis padres, de repente recordé al fantasma de la pasada noche y fui corriendo donde ocurrió. Allí había un papel con tres palabras escritas y tachadas, las cuales eran libertad, leyenda y gracia. Lo extraño era que no sabía lo que significaban, para mí no existían, eran como un pozo sin fondo, las busqué en otros idiomas pero tampoco a parecían. Mi pueblo era feliz y nadie sabía lo que le habían pasado a mis padres. Mi hermano con lo gracioso que era se le desvaneció toda su gracia que hasta que averigüé lo que pasaba no pude relacionar las palabra con su significado y la acción que cumplían. Todo el mundo estaba encerrado en jaulas hasta los que encerraban a las personas animales y plantas, estaban encerradas en aquellas jaulas. De repente yo también me vi atrapado en una jaula la libertad se había esfumado y mis padres seguían desaparecidos, pero tampoco había risas, ni personas contando historias, nada era hermoso, hasta el jaleo de los turistas era más agradable que esto. Cuando fui a la biblioteca a leer no había libros las estanterías estaban vacías, y al mirar a todos lados para ver lo que pasa a lo lejos vi algo que jamás había podido creer, un fantasma de color gris se le veía una sonrisa de oreja a oreja y como yo soy así cogí una de las vela que había en la biblioteca y le seguí. Por un pasadizo secreto iba el fantasma y yo detrás suya siguiéndole con mucha cautela. El fantasma subía y bajaba escaleras, tiraba a la izquierda y a la derecha, por lugares oscuros o algunos con alguna luz pero el aire era húmedo y frio, daba escalofríos de mirar a los lados y encontrarse con antiguos retratos de reyes y reinas. En uno de aquellos momentos pensé que el fantasma me iba a descubrir pero por suerte salí de aquel pasadizo ileso. Cuando llegamos el fantasma desapareció como por arte de magia que en aquellos momentos no me extrañaba demasiado. Y como no veía a nadie en aquella habitación entré. Había un libro abierto de par en par, lo cogí por la primera página y la empecé a leer. La primera palabra que había era libertad y después de haberla leído en voz alta el suelo empezó a temblar y seguidamente me desmallé. Cuando desperté nada más que habían pasado unos segundos, para ser exactos dos segundos. Y me encontré en una jungla lo único que recordaba eran dos palabras una era un nombre propio Scooby Doo y la segunda no sabía lo que era pero al parecer era libertad. Aquella jungla era bellísima y encantadora había sirenas, hadas, dragones… todo allí llamaba la atención el aire olia a rosas, perfumes encantadores de mil flores, pero no me estrañaba porque estaba rodeado de flores. Pero lo que más me llamaba la atención era que nadie iba en jaulas todos eran… eran… no sabía cómo explicarlo pero de alguna manera se me vino a la cabeza la palabra libertad y lo que significaba, me empecé a dar cuenta que todo aquello, la habitación, los libros, la gente, mis padres… todo podía solucionarse allí. Los dragones me sobrevolaban a diferenciada altura y las sirenas y hadas conversaban como amigas en un lago, todo era mágico.
Fui avanzado lentamente por el bosque y observando la maravilla que lo rodeaba pero cuando me di cuenta todo aquello no era tan maravilloso. Me encontraba enfrente de un acantilado vacío no se veía el fondo estaba muy oscuro. Le intentaba tirar piedras para ver más o menos cuanta profundidad tenía pero por más que agudizaba el oído no se oía nada. En la parte que yo estaba todo era bueno y en la parte que estaba enfrente mía, tras el acantilado, nadie era libre. Entonces vi a lo lejos una balanza encima de aquella balanza había una palabra volando que ponía libertad y bajo esta palabra la balanza totalmente desequilibrada. Un lado con el platillo de color negro, estaba lleno de diamantes, esmeraldas… que era el que más pesaba y otro no tenía nada con el platillo de color oro tampoco pesaba nada así que cogí un puñado de piedras preciosas de una balanza y se las coloque en el otro platillo dejando así la balanza completamente equilibrada. Y el suelo volvió a temblar las dos partes separadas por el acantilado se unieron y formaron un mismo lugar, no era tan maravilloso como el que yo me encontraba hace unos instantes pero también me parecía genial. Al instante un círculo azul se abrió entre la balanza y yo estaba flotando y salté hacia él con mucha inseguridad. Llegué a la biblioteca y salí a la calle, donde ya nadie estaba encarcelado y me di cuenta de que todo eso lo había logrado yo, todo el mundo era libre las personas, los animales, las plantas, así que volví a la habitación y faltaban dos libros y cogí el primero que vi. También eran de Scooby Doo este a diferencia del otro tenía la portada negra y el otro libro la tenía blanca pero aun así la cogí y lo empecé a leer la primera palabra del libro era gracia y ocurrió exactamente lo mismo que había pasado antes, el suelo tembló pero esta vez con mucha más fuerza, las lámparas se movían y el suelo se agrietó, también las paredes y la luz de sus ojos se desvaneció.
Me desperté en el suelo pero aquel lugar era gris no era como el anterior ni por asomo. Todo era triste y silencioso. Lo que más me llamó la atención era las personas y animales que había allí todo aquel lugar era triste y tétrico no se escuchaba risa alguna ni siquiera la ‘’gracia ‘’ me di cuenta de aquel significado y todo lo que hace y la importancia que tiene aquella palabra. Seguí andando con mucho más miedo que la primera vez pero ahora con muchísima más cautela. Yo por mucho que quisiera nada de eso me hacia gracia. Pensé que también habría un balanza como en el primer libro así que la busqué, con mucho miedo, pero la busqué.
Encontré otro acantilado pero en vez de estar vacío estaba lleno de agua con tiburones, craquens, y miles de criaturas extrañas pero abajo había un puente colgante muy cerca del agua pensé que no era buena idea cruzarlo pero al otro lado se escuchaban risas y carcajadas y la balanza de la gracia en el lugar feliz así que lo crucé me costó mucho llegar a la mitad y al décimo paso que di el puente empezó a romperse desde donde había venido y me di cuenta de que no iba a parar hasta llegar al final, la cosa es que yo había revisado todos las cuerdas y todas estaban en buenas condiciones y cuando llegué, que no podía haberlo contado, me di la vuelta y vi al fantasma él sabía que yo estaba por aquí y probablemente no le gustaba que yo estuviese por allí. Fui rápidamente a la balanza e hice lo mismo que con la otra pero no. Si que se abrió la puerta azul pero no cerca del suelo. Estaba suspendida en el aire, cerca de la cumbre de un volcán. El volcán no estaba en erupción, y yo sabía que de todas formas había una posibilidad entre cien de que entrase en erupción. Tuve que armarme de todo el valor que me quedaba e intentar subir, así que empezé.
Cuando empecé a escalar no pasó nada, así que seguí escalando y cuando estaba a punto de llegar, el volcán empezó a echar humo y rápidamente me apresuré a llegar a la cima donde en un saltito llegaría hasta el círculo azul, pero se me complicaban las cosas, el volcán comenzó a disparar por la boca del cráter diferentes tipos de piedras con lava en su interior, un rocecillo de nada y ya me podía dar como desaparecido. Pero en ese momento, sobretodo en ese nada me detendría, así que me di la máxima prisa posible para llegar a la punta del volcán, pero el volcán ya estaba echando lava por el cráter. Estuve a punto de haberme quemado pero salté y con mucha suerte llegué hasta el círculo rojo que me llevo hasta la biblioteca.
Cuando desperté me fui corriendo a ver qué pasaba en el pueblo, la cosa seguía mejorando todo el mundo reía y ya nadie estaba enjaulado solo quedaba una pequeña cosa para que todo volviese a estar como antes, los turistas.
Volví a la habitación fantasma y cogí el último libro de Scooby Doo aquellos libros me empezaron a gustar muchísimo y la última palabra era leyenda hubo un temblor y me encontré en un lugar extraño las personas no paraban de hablar hasta en distintos idiomas pero en castellano contaban una leyenda, trataba sobre un tren, un fantasma, un matrimonio, rápidamente relacioné eso con mis padres y le fui a preguntar a los que estaban contando la leyenda en castellano, y me dijeron que nada de eso había ocurrido, lo que pasó es que ellos fueron los que provocaron el accidente y que nunca se supo donde se escondieron. Yo me negué rotundamente pero algo me decía que era la verdad, la balanza se encontraba a mi derecha fui andando lento y triste y de pronto a pareció el fantasma con una bola de cristal en la que se veía a mis padres secuestrados y vivos, lo que quería hacer era quitarle la máscara al falso fantasma pero cuando se la quité relacioné un cierto parecido con el hijo de Lile, Harry con el que yo jugaba todos los días en el parque, y me di cuenta de que era él, cuando sucedió lo del accidente secuestró a mis padres que eran los únicos que habían sobrevivido de aquel impacto mortal, lo hizo para que su padre consiguiese el puesto de cherif pero lo que él no sabía es que el no estaba contento porque no encontraba a su hijo, pero yo tampoco estaba contento de que mis padres los hubiese secuestrado mi mejor amigo. Si yo colocaba esa balanza bien yo sabría cómo hacer que mis padres volviesen.
Cuando coloqué la balanza bien encontré un libro de borrado universal, así es como había borrado las palabras, era para construir maquinas que hiciese desaparecer lo que el pensase.
Cuando salí estaban los turistas todo era normal menos Lile que estaba feliz y Harry como estaba arrepentido me mostró el camino para encontrar a mis padres, por fin pude vivir en paz, y sobre todo sin turistas, porque la leyenda de el fantasma del tren había desaparecido.

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