jueves, 8 de abril de 2010

Buscando lo imposible.

Buscando lo imposible.

Hola buenos días, hoy os voy a contar una de las mayores historias que ha sufrido Londres en el año 2.038.

Todo ocurrió un día normal de verano, cuando Steven, un alto mando de la policía secreta, conocido en todo el mundo por sus arrestos a grandes ladrones, volvió a arrestar con ayuda de amigos, a Walcott, un gran malhechor.

Steven era un muchacho de 27 años, con pelo lacio de color moreno, ojos azules, piel morena y de cuerpo portentoso.
Tenía un carácter gracioso, aunque en los momentos serios, era una roca. Se dirigía al trabajo como su rutina le mandaba, entra por la puerta y saluda al guardia:
- Buenos días Ryan, ¿qué tal el día?
- Muy bien jefe, espero que tenga un buen día.
- Igualmente
Tras entrar, saludó a todo el personal y se dirigió a su despacho. Ya dentro se puso a terminar un importante trabajo que tenía sobre la seguridad de la conferencia que iba a dar la Reina de Inglaterra, así que le dijo a su secretaria que nadie le molestara.
- Lucía.
- Sí, jefe.
- Que nadie entre en mi despacho, ¡vale!
- De acuerdo, pero está aquí Melisa a su compañera y dice que es una urgencia.
- Dígale que venga más tarde.
- Lo siento jefe pero no puedo controlarla…
Y al instante se abrió la puerta muy bruscamente, y tras ella Melisa con una cara muy angustiada y nerviosa, como si algo grave pasara.
- Perdóneme jefe pero se ha impuesto y no he…
- No importa Lucía puede retirarse. Dime Melisa, ¿qué te ocurre que vienes tan angustiada?
- ¡Steven, J. B. Walcott ha vuelto a las andadas!
Al instante en el que Steven había escuchado esas palabras de Melisa su rostro se convirtió en un poseso.
- Eee, vallamos a un lugar más discreto.
Y se dirigieron a un bar-café para hablar de lo sucedido - Bueno, ¡cómo es que Walcott ha vuelto, si estaba en la prisión con la máxima seguridad del mundo!
- No lo sé, por lo que dicen hubo un asalto a la torre de control y abrieron la puerta de Walcott y salió por la salida de emergencia. Al parecer todo lo tenía planeado desde hace mucho tiempo. Pero tranquilízate porque tú y yo lo volveremos a atrapar.
- Si pero es que tengo un gran trabajo entre manos par la seguridad de la conferencia que dará la Reina.
- Esa es la mala noticia, creemos que ya puede haber robado alguna palabra del diccionario mágico para intentar dañar a la Reina como ya sabemos.
Mientras Melisa seguía hablando, Steven se quedó contemplando su belleza. Ella era una joven mujer de 25 años, muy guapa, con el pelo largo, lacio y rubio, con los labios carnosos y de mediana altura. Es bastante simpática y alegre, que quería vivir la vida pero, aunque su trabajo era lo primero. Tras ser despertado de su gran sueño Steven se dio cuenta de que lo que sentía por Melisa no era una simple amistad sino algo más y que nunca había sentido por nadie, prefirió callarse y no hablar en este momento.
- Steven ¿me estas escuchando?
- Sí, sí, estaba pensando en otra cosa.
- No importa, a lo que iba, tenemos que impedir que Walcott vuelva a dañar al mundo robando otra importante palabra.
- O, ¿no te acuerda de lo que hizo la otra vez?
- ¿Claro que me acuerdo, como para olvidarse alguien! Robo las palabras rubí y zafiro, que era lo más explotado y trabajado de ese tiempo, y lo hizo para empeorar al continente europeo y hacer que aumentara el número de personas que estaban en paro, de la crisis que ya habíamos conseguido salir y lo más grave era que el se había enriquecido tanto como nadie lo había hecho antes. Que mala época fue aquella, si no hubiera sido por nosotros todavía seguiríamos así.
- Exacto. Bueno que me tengo que ir me espera el trabajo, mañana estaré en tu despacho lo más temprano posible, y no le cuentes a nadie esta bajo secreto de sumario.
- De acuerdo, hasta mañana en mi despacho.
Tras retirarse Melisa, Steven pagó y se dirigió para su casa muy preocupado por lo sucedido con Walcott, porque esta vez volvería para algo extremadamente grave y no se olvidaría de ellos dos por haberle arrestado. Al llegar a su casa, comenzó a pensar en que se podría basar el plan de Walcott. Ya pasado la tarde, tras mucho pensar no se le ocurría nada y más teniendo a Melisa en su cabeza. Así que decidió salir al balcón a tomar el aire, siendo la tarde la hora que más le gustaba sobre todo el crepúsculo. Se encontraba tumbado en su hamaca con su café en la mesa, expectante a los últimos rayos de luz. Lo que pasó esta vez no fue nada común porque en un abrir y cerrar de ojos ¡ya era de noche! Entonces se le ocurrió que es lo que Walcott estaba planeando, pretendió robar el crepúsculo para aprovecharse de los problemas de salud que tenía la Reina con los cambios bruscos de temperatura, así proclamarse Rey de Inglaterra.
- ¡Pero cómo no se me ha ocurrido antes! – Pensó Steven.
Ya con casi todas las ideas claras estaba ansioso de contárselo a Melisa. Lo único que le quedaba era saber en donde iba a realizar el ataque. Al día siguiente Steven se fue lo más pronto posible al trabajo para contarle la noticia. Al llegar a su despacho, no había nadie en él excepto una nota colgada en la pared de Walcott que decía lo siguiente:
- Ja, ja, ja, ¿Qué tal Steven? Espero que bien porque tu amiguita Melisa no creo que este muy bien con una bomba que contiene un sistema de sensores que no le permite estar a más de 1m2 . Bueno haré una llamada a las 11:30, en la cabina telefónica de Hyde Park, espero que llegues a tiempo o si no ya sabes lo que le puede pasar.

Mientras maldecía a Walcott, se dispuso a llamar a su mejor informático, Marcus.
- ¡Marcus!
- Sí, jefe, que desea.
- Necesito que prepares el equipo móvil para averiguar de donde procede la llamada que va a realizar Walcott.
- ¿Walcott ha vuelto?
- Sí, pero es una larga historia, ¿lo tendrías a tiempo para 11:30 en el Hyde Park?
- Si señor, allí estaré.
- Eso espero.
Ya eran las 11:20 y tenía que llegar sin falta, así que echó a correr, sin coger el coche para no perder más tiempo. Ya en el parque, se encontró con Marcus, que tenía todo el equipo listo.
- ¿Y ahora qué jefe?
- A esperar a que realice la llamada.
Entonces sonó la cabina que estaba enfrente suya. Estaba muy nervioso, cogió el teléfono y le hizo un guiño a Marcus diciéndole que era él y comenzara a grabar.
- ¿Sí?
- Hola Steven, viejo amigo, que ¿cómo te va sin tu amiguita?
- No te pases Walcott o tendré que ir para cerrarte la boca.
- Shh, yo que tú no me hablarías así, porque no se sí te acuerdas tengo a tu amiguita.
- Por favor Walcott, déjame oír su voz para saber que está bien.
- ¡Vale¡ Aquí la tienes.
- ¡Steven! No me pasará nada estoy en ….
- ¡Splash! – Pegándole un tortazo. - Cállate.
- Melisa, ¿qué le has hecho? Oiga, oiga. Ha colgado, ¿lo tienes Marcus?
- Sí señor, se encuentra en el Edificio Lloyd’s.
- Bueno vamos para allá.
Y se dirigieron hacia el Edificio Lloyd’s para intentar detener a Walcott y su malvado plan que ya estaba en marcha. Al llegar al edificio, comenzaron a subir todos los pisos hasta llegar a la azotea, solamente encuentran a Melisa atada a una silla con una bomba en el respaldo.
Tenía amordazada la boca, las manos y pies. Tras desatarla, Marcus y Steven empezaron a buscar alguna pista de cómo anular la bomba pues, les quedaban 3 minutos de tiempo. La bomba estaba preparada para que si Melisa se moviera explotara.
- ¿Melisa, estás bien?
- Sí, pero no me puedo mover, rápido ya casi no queda tiempo, mira en ese taco de folios que hay en la mesa. Seteven y Marcus empezaban a revolver toda la mesa hasta que Marcus la encontró.
- ¡Aquí la tengo! Toma Steven desactiva la bomba.
- Ya voy, ya voy. A ver cable verde, después el rojo con el azul… ¡ya está¡
- ¿Y porqué la bomba sigue la cuenta atrás?, ¡quedan 10 segundos!
- No lo sé, pero si esto es lo último que me va a pasar en la vida, quisiera decirte Melisa, uf, que te quiero.
- ¡Ejem! se quejaba Marcus.
- A ti también Marcus. Bueno hasta luego chicos.
Cuando el temporizador llegó a cero en vez de explotar la bomba y reventar el lugar, salió un montón de confetis. Gracias a eso Steven, Melisa y Marcus han salido con vida de allí.
- Pero ¿cómo en vez de explotar, sale confeti? Y todo el mal rato que me ha hecho pasar, y lo que he dicho.
- No pasa nada Steven, debes de estar tranquilo porque sigues vivo y esto debías esperártelo de Walcott. Y lo que has dicho intentaré no olvidarlo, aunque ha sido muy bonito.
- Bueno, gracias por el cumplido pero es ver…
- Oye, podemos dejar de flirtear e ir a por Walcott, que la conferencia del presidente es dentro de media hora.
- Es verdad, vayamos corriendo que se nos hace tarde y la Reina puede sufrir graves daños.
Tras dejar de conversar, se encaminaron a la conferencia. Al llegar a la calle que daba enfrente de la principal en la que se daba la conferencia, vieron a Walcott asomarse desde un edificio.
- Mirad, está en el Hotel Tipton en la vigésima planta, vamos hay que correr, la noche va a caer ya.
Al subir por el ascensor, llegaron a la planta y con nada más abrirse la puerta aparecieron dos hombres altos y fuertes apuntándoles con pistolas.
Desde atrás estaba Walcott riéndose y con una urna que en su interior se encontraba la palabra “crepúsculo”.
- Ja, ja, que os creéis, que no os he visto desde arriba como os acercábais. ¡Vamos! ¡Moveos! Chicos atadlos.
- No te librarás de esto Walcott.
- De momento sí, y con nada más que coja la palabra y la saque de la urna la Reina sufrirá un gran ataque y yo me convertiré en el nuevo rey de Inglaterra. Ja, ja, ja.
Antes de que Walcott acabara de burlarse de ellos, Steven les hizo un gesto de “a la de tres, atacamos”.
Y en ese momento Steven, Melisa y Marcus se ensalzaron en una gran pelea, de la que salieron victoriosos con la ventaja de que los guardias al ser tan grandes, les costaba mucho moverse. Ya con los matones fuera de combate, los tres rodearon a Walcott, manteniéndole sin escapatoria.
- ¡Quietos o abro la urna!
- Estás atrapado Walcott, entrégate.
-¡Nunca! Voy a abrir la urna.
De repente, Melisa saca la pistola que le había quitado a un guardia, dispara y la bala sale proyectada hacia el brazo de Walcott haciéndole caer a él y a la urna, que se rompía en pedazos al igual que la palabra.
- ¡No!, se lamentaban todos.
- Walcott quedas detenido, gritaba Melisa mientras Marcus consolaba a Steven.
Walcott quedó atrapado y encarcelado de nuevo.
La reina, ya mayor y con el ataque que le había dado, nombró a Steven y a Melisa Reyes de Inglaterra, y a Marcus, jefe de la policía secreta. Todo acabo bien y sin ningún percance, hasta que Walcott vuelva a la carga.

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