En un pueblo, no muy grande ni muy pequeño de Sevilla, vivía un chico llamado Raúl. Era un joven de 13 años que llevaba una vida normal y corriente. Un 7 de abril de 2010 Raúl se despertó, fue a ver a su madre y le dijo:
- Hola mamá, buenos días.
- Hola hijo ...
- ¿Te pasa algo?
- No, nada Raúl.
Entonces Raúl empezó a pensar ...
Aquí pasa algo raro, siento como me falta algo.
Raúl salió a la calle y noto que el día estaba algo raro, sentía como que faltaba algo, la gente en la calle no se saludaba, ni se hablaban, hasta que vio a un chico.
Su cara le era muy familiar, como si lo conociera de antes.
Lo vio pensativo y distraido, así que fue y le dijo;
- Hola. ¿Cómo te llamas?
- Yo...Antonio. ¿Y tú?
- Yo, Raúl.
- Oye Raúl...
- ¿Sí?
- ¿Nos conocemos de algo...? Porque tu cara es la única que no me parece extraña en todo lo que llevo de día.
Raúl sintió algo raro, que le parecía extraño y al mismo tiempo le parecía haber tenido toda la vida.
- Vaya, yo había pensado lo mismo.
- ¿Tú también sientes que falta algo?
- Sí, ¿quieres venir conmigo a ver qué pasa?
- Vale.
Raúl y Antonio fueron por la calle y vieron que al mundo le faltaba algo, al mundo le faltaba alegría y simpatía.
- Todo está tan triste...
- Sí, estoy cansado de caminar.
- ¿Te apetece tomar algo?
- Sí, vamos...
- ...
- ¿Qué te pasa Raúl?
- No sé... hay algo que quiero beber pero no lo encuentro.
Raúl y Antonio se quedaron extrañados.
- Verdad, aquí falta algo.
- El mundo parece tan vacio...
Antonio se puso triste, y Raúl le dijo:
- Sabes... de pequeño me gustaba ir a esa colina. Dijo Raúl emocionado.
- ¿Te apetece subir?
- Sí, me gustaría.
Los dos empezaron a subir la montaña y cuando llegaron vieron algo..., algo que les pareció desconocido y al mismo tiempo conocido.
- Oye Raúl, ¿qué árbol es ese?
- Me parece que ya lo he visto antes.
Una voz ronca salió detrás del árbol y apareció un viejecito riéndose.
- Este árbol es un limonero, da un fruto llamado limón.
- ¿Cómo sabes eso?
- En verdad tú también lo sabes, lo que pasa es que no te acuerdas.
- Sí, pero el mundo está muy extraño, no hay alegría.
- Je je je je.
- ¿De qué te ríes?
- No hay amistad, ni amor, porque yo no quiero.
- ¿Y eso?
- Yo nunca recibí amor ni amistad. Entonces usé el poder de estos limones especiales para que las palabras amor y amistad desapareciesen, pero a cambio tenía que desaparecer la palabra limones, total ...nunca me gustaron.
- ¿Por qué haces algo tan horrible?
- Porqué yo nunca recibí amor ni amistad.
Raúl y Antonio no podían creer lo que oían, que una persona hiciese algo tan horrible porque no recibía amistad ni amor.
- ¿Crees que alguien que piensa tan mal como tú puede recibir amor o amistad?
- ...
El anciano se quedó pensativo.
- De acuerdo, tú ganas, devolveré las palabras amistad y amor, pero ... ¿qué ganaré yo con eso?
- Cada día empezarás a ser mejor persona y algún día encontrarás lo que más buscas.
- Gracias chicos. Dijo el abuelo sonriendo. Me habéis abierto la mente. Siendo tan egoísta como he sido no se va a ninguna parte.
Entonces el abuelo retiró la maldición y otra vez volvieron las palabras amistad, amor y limones. Al momento de ser retirada la maldición Raúl y Antonio recordaron las palabras y que eran amigos, es por eso que al verse no se sintieron desconocidos.
Días más tarde...
- Oye Raúl.
- ¿Sí?
- ¿Qué crees que ha pasado con el viejecito?
- No lo sé, solo espero que haya encontrado el amor y la amistad. Dijo sonriendo mientras los dos se tomaban un vaso frío de limonada.
Fin
Autor: Alejandro Serrato
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