miércoles, 7 de abril de 2010

El robo de tres palabras importantes. (ISABEL MARÍA GARCÍA ESCOTO)

Érase una vez en un pueblo de Piamontas, en Jolu de Alag, en el siglo XIX.
Pasó un día un robo inesperado, un robo inesperadoporque no lo esperaban, ya que en aquel pueblo nunca había ocurrido unas cosa así, ni pensaban que podía ocurrir.
Un día, tan normal como todos los días; las personas que vivían en Jolu de Alag, pues hacían las tareas de todos los días.
Los niños trabajaban, pero si algún día no querian ir a trabajar, pues no hiban a trabajar; los padres hiban al colegio; y las niñas lo que hacían, era ir de compras, con sus amigas y comprarse los caprichos que quisiesen, lo más normal del mundo.
Bueno pues todo eso hacían, la rutina de todo los días.
Hoy las personas, estaban muy raras, muy nerviosas, como si tuvieran un precentimiento. No sé, pero era como si intuyesen algo, pero de momento no había pasado nada.
Pasaron unas cuantas horas, y las personas se volvieron lo contario de lo que eran, personas antipáticas, pero lo más llamativo era, que las personas que vivían en Jolu de Alag siempre habían sido muy bondadosas y se volvieron muy tacaños. Además había cambiado el tiempo completamente, hacía un calor terrible; y además se habían vuelto como el limón, muy amargos.
La verdad se prefería que el pueblo se estuviese encerrado en sus casas, porque para ser aquellas personas en las que se habáin convertido.
Pero lo más extraño es que sólo dos personas seguían siendo iguales que antes, bueno exactamente no; uno sí, pero el otro...bueno también, pero se había convertido en muy buena persona, porque siempre había sido muy mala persona.
No sé, pero todo esto era muy raro. La única persona que no había cambiado para nada, se llamaba Jose Luis.
Jose Luis era la persona más maravillosa que podía haber en todo el pueblo. Era de una altura normal para su edad, tenía el pelo castaño y los ojos marrones, y sobre todo era muy guapo.
Todo el pueblo le conocía por la buena persona que era y por el corazón que tenía.
Él era muy listo, tenía todo lo bueno que se puede tener.
Bueno, pues eso. Pasó ese día, y Jose Luis, se había comido el coco, pensando.
En las calles no había apenas nadie, bueno es que no había, sólo cuando era necesario salir para algo.
Era un poco difícil convivir entre las personas de Jolu de Alag, ya que se habían convertido en otras personas, personas insoportables.
Jose Luis se propusó investigar sobre todo lo que estaba pasando.
Pasaban días y días y todo seguía igual, algunas de las personas del pueblo salían pero por algo necesario.
Jose Luis decidió descansar y darse un paseo por el pueblo, para tomar aire, aunque bueno aire, aire caliente, porque, hacía la mayor calor, que ha podido hacer en toda la historia del pueblo.
Esto ya era desesperante, tenía que haber una solución.
Bueno, pues eso Jose Luis había salido a dar un paseo en su bicicleta, por todo el pueblo. No había nadie, por ninguna de las calles del pueblo. Jose Luis siguió su paseo en bicicleta, hasta que en la calle Piag, se encontró con un hombre que vivía en el pueblo; Jose Luis se quedó tan fijamente mirándolo, que se cayó de la bicicleta.
El hombre, en el que se había quedado fijamente mirando Jose Luis, era Luis Jiménez.
Luis Jiménez, era un hombre de estatura normal, un poco gordito, con el pelo negro y con algunas canas, y los ojos marrones. Este era un hombre, también conocido en el pueblo; era extraño e incluso un poco malo, no daba muy buena espina.
Luis Jiménez, escucho que Jose Luis se había caído y fue a ayudarle. Jose Luis le dió las gracias, aunque se quedó asombrado, embobado...por lo que había hecho Luis Jiménez.
En el momento en el que ocurrió eso, Jose Luis, pensó en todo el pueblo, vamos en todo lo que estaba pasando.
Jose Luis, pensó que Luis Jiménez tenía algo que ver en todo lo que estaba pasando en el pueblo.
Así que decidió seguirle, o descubrir algo, algo que le diera pistas.
Entonces así lo hizo, le despistó. Jose Luis consiguió seguirle a pesar del el calor tremendo que hacía y las horas que se había llevado siguiendo a Luis Jiménez.
Luis Jiménez se adentró en el bosque que había a las afueras del pueblo.
Luis paró en una parte del bosque, y allí se detuvo.
Luis Jiménez, miró a su alrededor, no sé, como si se asegurara de que no había nadie en el bosque.
Jose Luis estaba muy atento a todo los movimientos sospechosos que hacía Luis Jiménez.
Luis Jiménez sacó de su bolsillo un llavero con unas cuatro o cinco llaves; todo aquello ya era un poco raro.
Luis Jiménez cojió una de las llaves que llevaba, movió unas ramas que tapaban un árbol.
Las destapó e introdujo una de las llaves en una pequeña cerradura, y vió que se abría una puerta. Era lo más raro que había visto en su vida.
Luis Jiménez se adentró dentro del árbol y la puerta se cerró.
Jose Luis pensó en descubrir lo ante sposible todo lo que estaba pasando, todo era muy extraño.
Jose Luis esperó escondido a que saliera Luis Jiménez de aquel extraño árbol.
Tras varios minutos largos, Luis Jiménez salió.
Luis Jiménez se marchó andando, pero a una velocidad muy rápida.
Jose Luis le siguió, llegó hasta la casa de Luis Jiménez. Jose Luis pensó y pensó, hasta que se dijo:
- Voy a entrar en su casa- se dijo.
Y así lo hizo, esperó hasta la madrugada que Luis Jiménez se quedara dormido. Se las averiguó para entrar, pero entró.
Dentro de la casa, no daba con las llaves, y pensó que estarían en la habitación de Luis Jiménez.
Así que se decidió a entrar, y entró. Entró y miro a su alrededor y las vió, encima de la mesita de noche.Las cojió y salió pitando, pero sin hacer ruido, y salió de allí rápidamente, pero muy sigilosamente.
Ya era muy tarde, y hacía un calor terrible en la calle; pero a pesar de todo aquello no tardó ni un segundo en cojer el camino e irse directamente a el bosque.
Cuando llegó a aquel árbol hixo lo mismo que había hecho Luis Jiménez. Entró en el árbol.
Cuando entró no hizo más que poner patas arribas aquel árbol extraño, con forma de casa.
Ya llevaba un rato buscando, e incluso utilizó casi todas las llaves, para abrir: puertas, armarios, muebles...pero, sólo quedaba una sola llave por utilizar, y esta llave era completamente distinta a las demás.
Se quedó mirando al sulo mientras pensaba, y en el suelo había unas alfombra, y como que debajo de ella abultaba una pequeñas cosa.
Entonces destapó la alfombra y descubrió que había una pequeña puertecilla de unos pocos centímetros, y rápidamente la abrió.
La abrió y allí había un pequeño baúl pequeñito, lo habrió y encontró tres palabras:bondad, frío y limón; todo le parecía muy extraño, pero pensó durante varios segundos, y se dio cuenta de que eso es todo lo que faltaba en el pueblo, y en lo que se habían convertido todas las personas de Jolu de Alag.
Luis Jiménez las había robado, y todo tenía una explicación, las había robado, porque eran cosas que le faltaban a él.
En ese momento llegó Luis Jiménez, pero Jose Luis agarró el pequeño baúl, con todas sus fuerzas.
Luis Jiménez volvia a ser la persona de siempre, aquella personas extraña y mala. Entonces ahí, Jose Luis se dio cuenta de que si Luis Jiménez volvía a robar o ha tener aquellas palabras en su poder, el pueblo volvería a ser, lo que había sido en aquellos días.
Jose Luis habló con Luis y no sé como consiguio que Luis Jiménez entrará en razón, porque nadie, nunca había conseguido entrar en razón a Luis Jiménez.
Al final, todo el pueblo volvió a la normalidad, el único que cambió fue Luis Jiménez; pero, cambió a mejor, era una persona nueva. Una persona como todas las que había en el pueblo.
Y al final, todo tuvo un buen fin.
FIN.
ISABEL MARIA GARCIA ESCOTO

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