martes, 6 de abril de 2010

Las palabras perdidas

El 7 de enero de 1919, en Oxford, Gran Bretaña, vivía una niña llamada Diana. Era alta y castaña de ojos verde mar. Aquella mañana estaba inquieta porque algo perturbaba su mente.

Esa misma tarde, empezó a leer un libro. Cuando llegó a la página 20, le extrañó que faltaran 3 palabras. Mientras pensaba en el por qué de ese suceso, escuchó alboroto en la calle. Se acercó a la ventana a ver lo que pasaba y descubrió que todo el mundo se estaba peleando, que estaba todo oscuro y que las letras y los libros de Oxford desaparecían como las estrellas al amanecer. La ciudad era un caos. Ella pensó que podría hacer algo, así que corrió a su cuarto, cogió su mochila y empezó a llenarla de provisiones. Iba a emprender un viaje en busca de las palabras perdidas. (Que dedujo que era PAZ, LUZ Y LITERATURA, por los sucesos ocurridos), no sabía donde estarían aquellas palabras robadas, así que dormiría allí esa noche y emprendería el viaje al amanecer. Cuando el sol iluminó su rostro, se levantó rápidamente para emprender su viaje lo antes posible y encontrar así un lugar donde pasar la noche.

Tras cuatro horas caminando, llegó hasta un claro con las condiciones necesarias para acampar. Mientras preparaba la cena, escuchó un ruido del que surgió alguien que Diana no se esperaba ¡ su antigua compañera de colegio, Susie ¡, que estaba de campamento sola para estar en paz consigo misma.

Las dos se quedaron patidifusas al verse ya que no se veían desde hace bastante tiempo y habían cambiado mucho físicamente, tras unos minutos se dieron un fuerte abrazo ya que cuando Diana se cambió de colegio, Susie se fue a Boston a estudiar y no se pudieron ver más. Susie era lo contrario que Diana físicamente: era bajita y rubia con los ojos color miel, eran las mejores amigas del mundo y , se sintieron muy tristes al tener que despedirse sin saber cuando volverían a verse. Tras charlar y ponerse al día de todo, Diana no dudó en contarle lo ocurrido con las palabras, para ver si Susie quería prestarle ayuda y, por supuesto, su amiga aceptó encantada al ver la oportunidad de estar juntas como en los viejos tiempos. En cuanto terminaron de cenar un poco, se acostaron ya que las dos coincidían en que el viaje desde aquel lugar adonde tuvieran que llegar para encontrar las palabras perdidas sería muy duro y no podían arriesgarse a estar en baja forma.

A la siguiente mañana se despertaron, se lavaron la cara en el riachuelo que cruzaba por allí y sin tiempo que perder y con toda la energía emprendieron la búsqueda de las palabras. Tras tres horas caminando, encontraron una cueva que brillaba con intensidad y se acercaron para ver lo que era. Lamentablemente, no era ninguna de las palabras que buscaban, sólo un poco de pirita reflectado en los muros de la cueva.


Hicieron una parada para descansar, después de caminar tres horas por un camino irregular, tapado por una capa de hierbas, reanudaron la búsqueda y a los poco minutos el cielo se cubrió de nubes y empezó a llover con fuerza, así que salieron corriendo a una vieja casa abandonada que se apreciaba en lo alto de la colina (aunque con la cantidad de lluvia que caía no se distinguía bien), aunque por la apariencia tenebrosa no les gustó mucho la idea de entrar allí, no tenía más remedio ya que estaban empapadas y muertas de frío, así que decidieron abrir la puerta y comenzaron a revisar toda la casa, encendieron la vieja chimenea que estaba dispuesta en mitad del salón para poder entrar en calor, a esperar que cesara la lluvia. La naturaleza se lo estaba poniendo muy difícil para cumplir la misión por la que habían dejado atrás a sus familiares y amigos.

Pasadas un par de horas, cesó la lluvia y salieron fuera, pero, como no les había pasado nada allí dentro, decidieron pasar allí la noche, al levantarse comenzaron de nuevo la búsqueda de las palabras robadas sin descanso, hasta que encontraron la guarida del malvado que se hacía llamar Mr. Mittle, tras una fuerte lucha en la que parecía que todo estaba perdido para las chicas, un tropiezo del malvado Mittle hizo que cayera al suelo, dándose un fuerte golpe en la cabeza, esto hizo que las chicas aprovecharan la oportunidad que el destino les brindaba para meter la mano en el bolsillo de la chaqueta de Mr. Mittle y sacar las palabras que este había robado de la ciudad de Oxford.

Salieron disparadas para que cuando despertara del golpe ya no estuvieran allí, y todo acabó bien: Susie no volvió a Boston, se quedó a vivir con su amiga Diana, Mr. Mittle y su secuaces acabaron en la cárcel y las palabras volvieron al lugar donde debían estar de nuevo al libro de donde habían salido

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